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Impresionante recibimiento de los hinchas al equipo milrayitas en el Estadio E. Gallardón |
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UN TRAVESAÑO DE HILO
“Los Andes empezó jugando en una cancha de media cuadra de adoquín y media de tierra, de seis contra seis. Estábamos a dos cuadras del Hospital de Lomas de Zamora. Si había lluvias, quedaba la huella de un carro de lechero que nos arruinaba el asunto…
“Era el tiempo en que nos sacábamos la ropa y la poníamos de postes. Pero claro, el problema era determinar si había sido gol o alto. Siempre había discusiones. Entonces se nos ocurrió poner un hilo de travesaño. Así que era fácil quebrar el travesaño”.
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MI HERMANO HACÍA DOBLETE
“Mi hermano Alberto jugaba para la cuarta de Rácing en la Asociación Amateur y para la primera de Los Andes en el campeonato de la Asociación Argentina de Fútbol. Pero un día, en Rácing lo pusieron en Reserva, de visitante, en la cancha de Boca. Si jugaba todo el partido, no podía jugar para nosotros, que íbamos de visitantes a la Isla Maciel, contra San Telmo.
“Entonces mi hermano le dijo al Delegado de Rácing: “Pero ¿cómo puedo hacer?, yo tengo que ir a jugar para Los Andes, que es el club de Eduardo”. Y el delegado le dijo: “Bueno, jugame el primer tiempo, después le hacés el lesionado y te vas. Y así fue. Lo dejó a Rácing con diez hombres porque en aquel entonces no había cambios, y se vino a jugar para Los Andes”.
Fuente: Periódico Noticias de Lomas de Zamora / Libro “Los Andes, Mil Historias Mil Rayitas” de Hugo Bento
Foto: Emilio Ferrari
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